Para cualquier compañía aseguradora, al momento de ofrecerle una poliza seguro, estará pensando en una palabra mágica que puede hacer la diferencia entre ganar dinero o perderlo con un cliente: esta palabra es responsabilidad. En los hechos involucrados en un siniestro de tránsito ya sea en las calles de la ciudad o en una carretera siempre habrá un responsable final por lo que pueda haber ocurrido en ese incidente a pesar de que pueda no ser culpa directa de la persona al volante sino de un desperfecto mecánico del coche.
Con esto queremos decir que en la poliza seguro se hace referencia al automóvil como el asegurado, independientemente de quien lo conduzca a pesar de que al final, será el propietario del mismo y titular del seguro coches quien deberá responder como persona física ante la justicia. Aquí surgen dos tipos de poliza seguro una de ellas basada en la culpa que es la que se conoce como sistema de responsabilidades extra contractuales por un lado y otra diferente que se aplica en algunos estados de Norteamérica y que se basa en leyes estatales propias de cada uno de ellos.
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La poliza seguro que está basada en un culpable
Esta es la más común y por tanto será sobre la que hablaremos en este artículo y está basado enteramente en el sistema extra contractual de responsabilidades de los ciudadanos por lo que supone antes que nada en la poliza seguro que siempre, en todos los casos, existirá una persona o un vehículo que sea el culpable de los hechos en un siniestro de tránsito. Este culpable será entonces el responsable en dicho accidente y deberá como tal, responder ante las demandas que la otra persona o su compañía de seguros, presentará sin duda alguna contra la aseguradora contratada por el responsable. Este reclamo se hará de manera inmediata luego de haberse producido el siniestro y esto está dispuesto de esta manera por las leyes vigentes.
Lo cierto es que toda la información que los peritos puedan conseguir en el momento después del accidente será de vital importancia para dilucidar los culpables y actuar en consecuencia de acuerdo a lo que reza el contrato de poliza seguro. En todos los países, el estado exige a sus habitantes que tengan una poliza seguro mínima para que puedan salir a circular por las calles y esto implica al menos el seguro responsabilidad civil ante terceros que cubra al conductor ante eventuales demandas por lesiones corporales, daños y perjuicios como por ejemplo facturas médicas, pérdida de días trabajados o lucro cesante o las pérdidas materiales en el coche del otro. En algunos casos, cuando el seguro es contratado bajo la modalidad sin culpa por lesiones corporales, el mismo conductor deberá hacer frente a los gastos incurridos y que mencionamos anteriormente que tienen que ver de forma directa con la persona y no con el coche.
¿Cuáles son los límites en una póliza seguro?
Sin duda alguna que antes de firmar el contrato de póliza seguro con su compañía aseguradora, es de vital importancia estar familiarizado con las pautas que lo componen. No es muy recomendable firmar antes de leer de forma detenida todas las cláusulas que componen esta póliza seguro ya que luego, al momento de que se pueda necesitar, podemos encontrarnos con alguna sorpresa digamos no muy agradable. Es que existe lo que se llaman limitaciones a la póliza seguro y que muchas de las compañías aseguradoras colocan en el contrato en varios casos de manera bastante disimulada y corremos el riesgo de no verlas si no prestamos la atención mínima necesaria.
Recordemos que cuando se contrata una póliza seguro se hace con la idea de que la aseguradora nos defienda ante todos los riesgos que creemos contratados en las garantías que esta dice, pero no lo hará si existen maniobras consideradas fraudulentas. Si tenemos un accidente y nuestro coche sólo sufre un rayón pero nosotros terminamos de dañarlo para que la aseguradora nos pague toda la reparación de esa autoparte, pues estaremos incurriendo en ese delito que dejará la poliza seguro sin efecto. Tampoco el seguro automóviles nos va a cubrir en los casos de que estemos conduciendo bajo efectos de alcohol o drogas o si lo hacemos a una velocidad que no esté autorizada en las calles o carreteras donde se produjo el siniestro. A tener muy en cuenta.